¿Por qué se envían contenedores al escaner del puerto de Valencia?

El escáner comenzó a funcionar en diciembre de 2006 y está incluido en el programa internacional CSI (Container Security Iniciative), un acuerdo impulsado por Estados Unidos tras los atentados del 11-S en Nueva York para establecer un control de aduanas en origen y prevenir nuevos actos terroristas.

Es una potente herramienta de control arancelario y fiscal pero, también, de seguridad y protección. Es un equipo de inspección no intrusiva, lo que significa que para revisar la mercancía que llega o sale de la instalación portuaria no es necesario acceder al contenedor donde se transporta.

El sistema, además de reforzar la seguridad, contribuye a mejorar la eficiencia, puesto que se gana en rapidez. El barrido de un contenedor oscila entre los 30 ó 40 segundos, dependiendo de sus dimensiones. En total, el trámite puede costar unos cinco minutos. Antes, el vaciado para la inspección ocular de un camión se prolongaba durante tres o cuatro horas, pero podía durar toda una mañana. La consecuencia de su puesta en marcha es que se cuadruplica el volumen de inspecciones, según fuentes de Aduanas e Impuestos Especiales de la Agencia Tributaria en el puerto de Valencia.

La media de contenedores revisados es de 40 diarios, pero se ha llegado a picos de 60.

La ventaja también es para el propietario de la mercancía, que en el caso de vaciado manual del contenedor tiene que abonar una cantidad correspondiente a la contratación de operarios para descarga, además del almacén para realizar la maniobra. Además del tiempo necesario para esa revisión. Con el sistema actual, en función del destino, se puede llegar a ganar un día de viaje.

Sólo se someten al examen de los infrarrojos a los transportes considerados «de riesgo» atendiendo a factores de origen, destino, precio, mercancía o peso declarado. No obstante, también se realizan inspecciones aleatorias. Una de las áreas «sensibles» es Estados Unidos, país que informa sobre los tráficos que le interesa revisar.

La inspección es el último paso de una labor de gestión aduanera y de seguridad compleja que sirve para facilitar la localización de mercancía peligrosa, como explosivos, armas o agentes tóxicos o material nuclear. Gracias a este sistema, por ejemplo, en 2007 se confiscó una tonelada y media de cocaína camuflada en botes de piña procedente de México.

La tasa de infracciones, no obstante, es baja, menor del 1%.